La puesta en escena intenta subrayar todos los elementos descritos anteriormente y para conseguirlo se trabaja a partir de la imagen de las casas de muñecas.

Este referente metafórico permite vehicular muchos de los elementos presentes en el texto tanto estéticos, históricos, como políticos y teatrales.

En primer lugar nos coloca en la época del manual original, el reaccionario siglo diecinueve, que puso mucho acento sobre la importancia de la educación como instrumento para crear nuevos ciudadanos integrados y obedientes a las reglas. Esto, en el caso de las niñas, quería decir prepararlas para ser las reinas de la casa y así se pusieron de moda en la burguesía estas reproducciones detalladísimas de las casas, donde las pequeñas podían realizar su entrenamiento.

Esto permitirá al publico mirar desde fuera el cruel juego de reglas descrito sin por ello estar involucrado, como si observara la vida a través de un microscopio. Y por la otra, será una manera de ser fiel a un elemento que estaba en el primer proyecto del monólogo: el encargo del Théâtre du Granit previa que el espectáculo fuera representado en un apartamento y no en teatro. En este caso se trata de un apartamento deformado y ficticio donde la protagonista se trovará enclaustrada.

Pero sobretodo poner la protagonista en una especie de casa de muñeca ayudará a subrayar una cierta atmosfera de soledad y de muerte que está presente en el texto. La visión grotesca y patética de una vieja dama que habla sola y que sus mismas reglas han trasformado en una eterna niña ayudará a dar una imagen de cómo nuestras reglas no hacen otra cosa que encerrarnos en nuestro microcosmos y crear personas que más bien se parecen a títeres.

Cia Tantarantana